En La sonrisa etrusca, José Luis Sampedro, narra la etapa en la vida de un hombre al que le gusta que le llamen el zío Bruno. Este hombre debe viajar a Milán a causa de una enfermedad a la que le ha puesto el nombre de la Rusca. Allí vivirá con su hijo pequeño, su nuera y su único nieto.
El zío es un hombre sencillo, de pueblo, el cual busca el valor de la vida en los pequeños detalles... un hombre, que quiero creer, se parece al propio Sampedro.
Bruno, se hace dueño de la sonrisa de su nieto Brunitto, el cual desde un principio, cree, que ha sabido leerle sus pensamientos más profundos y por el cual cambiará a lo largo del relato, embriagándose así de su juventud.
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| José Luis Sampedro |
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